No es genérico, es masculino
Esta semana hemos visto un debate político de mujeres en la televisión. Mañana lunes está programado un debate de hombres. El problema es que ninguna de ellas es candidata a presidir el Gobierno y todos ellos lo son. El problema es que un colectivo conformado por más de la mitad de la población es tratado como un mero grupo de presión.
Debates de candidatos, consejos de administración, claustros docentes, equipos directivos… La presencia de las mujeres sigue siendo minoritaria. Las leyes que la impulsan, contestadas. Las cuotas, cuestionadas. Se ponen bajo sospecha las normas que intentan proponer cierta paridad. Una paridad que lo es para los dos sexos. Pero, en los porcentajes, en las listas cremallera, parece que son -somos- las mujeres las que vamos de prestado. Las que asaltamos, vía cuota, un espacio que no es nuestro. El exiguo 40% que fijan las leyes pone bajo sospecha el talento o la valía de más del 50% de los españoles, que son españolas.
Las normas de economía del lenguaje nos enseñan, y la Real Academia Española insiste en ello, que el masculino, en castellano, es genérico e incluye a los dos sexos. Pero la experiencia me hace pensar que, aún en 2016, el genérico es masculino y, el femenino, una esquina del espacio público.
No digo que el lenguaje no sexista no sea «artificioso», como dice la RAE. Lo que creo es que el diagnóstico que plantea continúa siendo cierto.